jueves, 3 de enero de 2008

Reflexiones

CUANDO PARECE QUE DIOS NO HABLA

Jorge Meléndrez

Los seres humanos hemos sido dotados de inteligencia, capacidad de razonamiento, capacidad de percepción, sentido de las cosas, sentimientos y emociones y sobre todo, de fe, esperanza y caridad. De esta manera es como podemos percibir la presencia de Dios en nuestras vidas, primero a través de la fe y la esperanza de vida eterna en su presencia, y segundo a través del razonamiento puro como lo hicieron San Agustín y Santo Tomás, que fue como llegaron a la conclusión de la existencia de Dios.

Lo que aún parece increíble para el hombre, es que Dios sin ser cosa material, sino idea suprema emanada de la fe, es presencia divina en todas las cosas materiales creadas y que hacen del hombre parte de su vida. Esta Es la forma como Dios nos habla, siempre a través de sus obras, aunque muchas veces, como seres humanos llenos de escepticismo, pensemos que debe hacerlo como persona, cuando su lenguaje es mucho más superior y para entenderlo debemos mantener abiertos todos nuestros sentidos.

Como bien lo dice el Padre Ignacio Larrañaga en su breviario intitulado Dios Adentro, “…muchas veces somos seducidos por la tentación y sucumbimos, y Dios guarda silencio. Superamos las tentaciones y quisiéramos que Él nos aprobara, pero guarda silencio. Nos desesperamos por que queremos oírle, pero ignoramos el canto de las aves, el lenguaje de las flores y el murmullo de las aguas en los arroyos. Y aún así, pensamos que Dios no habla. Así es la suprema soberbia del hombre, pues no somos capaces de ver con los ojos de la fe toda la majestuosidad de la creación”.

Son múltiples las formas como Dios llega a nuestras vidas, más sin embargo, nos aferramos a que su presencia sea de la manera como nosotros lo concebimos, sin darnos cuenta que Él nos habla con el lenguaje del amor, del dolor, del afecto, del sufrimiento, sentimientos todos que llegan a nosotros y por los cuales, o renegamos cuando algo nos duele, o nos olvidamos de darle gracias cuando lo que nos llega son beneficios.

También, la historia sagrada nos enseña a entender la fe en las figuras celestiales, como son los Ángeles, seres de la creación cuya función es estar entre los hombres orientando sus conductas, ya que el papel que tienen aquí en la tierra son la de servir como mensajeros e intermediarios entre los hombres y Dios.

Hay una breve historia que nos sirve de ejemplo de cómo el lenguaje de Dios nos llega a través de los Ángeles. La Historia dice así: “Había una vez una niñita sentada en un parque, todos pasaban por su lado y nadie se detenía a preguntarle que le ocurría. Vestida con un traje descolorido y zapatos rotos, la pequeña niña se quedaba sentada mirando a todo el mundo pasar. Ella nunca trato de hablar, no dijo una sola palabra. Muchas personas pasaron pero nadie se detuvo.

Cierto día, un asiduo caminante decidió ir al parque a ver si la pequeña niña estaba ahí. ¡Si, ahí estaba! en el mismo lugar en el que estaba el día anterior, con la misma mirada de tristeza en sus ojos. Se dirigió hacia ella y al acercarse notó que en su espalda había una joroba. Ella lo miró con una tristeza tan profunda que hasta sintió que le rompía el alma.

Se sentó a su lado y sonriendo le dijo: “hola”. La pequeña lo miro sorprendida y con una voz muy baja respondió a su saludo. Hablaron hasta que los últimos rayos de sol desaparecieron y cuando solo quedaban ellos dos, le preguntó por que estaba tan triste. La pequeña lo miro y con lágrimas en sus ojos le dijo: --¡Es que yo soy diferente!

Aquel hombre le respondió con una sonrisa y preguntó: --¿Por qué crees que lo eres? Y ella aun mas triste dijo: --¡Simplemente lo se! Entonces él le contestó: --¡pequeña, ser diferente no es malo! Tú me recuerdas a un ángel dulce e inocente. Fue entonces que ella lo miro fijamente y esbozo una leve sonrisa, mostrando a su vez, una luz en sus ojos, como la de dos brillantes estrellas.

Muy despacio ella se levanto y le dijo: --¿Es cierto lo que acabas de decir? El hombre le respondió: ¡Sí!… eres como un pequeño ángel guardián enviado para proteger a todos los que caminamos por este lugar. Ella movió su cabeza afirmativamente y sonrió. Y ante sus ojos algo maravilloso ocurrió. Su joroba se abrió y dos hermosas alas salieron de allí. Ella lo miro sonriente y le dijo: --¡Yo soy tu ángel guardián!

El hombre quedó estupefacto sin saber que decir. Entonces ella dijo: --¡Mi misión esta cumplida! Tengo que irme. El se levantó y le preguntó por que nadie le había ayudado. Ella lo miro y sonriendo y le dijo: --¡Es que tú eres la única persona que podía verme! Y ante sus ojos desapareció. (Fin de la historia) ¿Y tú, ya has visto a tu Ángel? JM Desde la Universidad de San Miguel.
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