viernes, 22 de febrero de 2008

Reflexiones

PARA ENTENDER EL PLAN DE DIOS

Jorge Meléndrez

A lo largo de los tiempos, los seres humanos hemos emprendido muchas búsquedas en el afán de encontrar a Dios, sin darnos cuenta que Él siempre está con nosotros, y más a aún, siempre está interesado en los detalles más ínfimos de nuestra vida pues le importan mucho los deseos que nacen de nuestro corazón y revelarnos la verdad que nos hará libres de toda preocupación. Para ello dejó por escrito todas tanto el antiguo como del nuevo testamento, claves para entender el Plan de Dios para con nosotros los seres humanos.

Es importante hacer notar que aquí, el significado de la palabra “Plan”, debe entenderse como una “intención superior,” muy por encima del significado terrenal que nos lo define, como una serie de acciones y pasos que debemos dar para conseguir un objetivo previsto. Por ello, el Plan de Dios como intención superior, está concebido para que el hombre pueda hacer lo mejor y lograr con ello los mejores resultados, con el único fin de vivir y morir en comunión con la fe en el altísimo.

No tengo ninguna duda que los seres humanos buscamos nutrir nuestra vida con todo aquello que signifique paz para nuestro espíritu y crecimiento para nuestra vida. Esta afirmación es hoy en día una verdad de alto significado, pues vivimos una de las etapas cíclicas más angustiosas de la historia de la humanidad, pues se cumple fielmente el aforismo del Dr. Martín Luther King, quién además de ser un defensor de los derechos humanos de los afro americanos en los Estados Unidos de Norteamérica, se distinguió como Pastor de una Congregación Bautista Cristiana, ante quienes en cierta ocasión, en la disertación de la palabra, dijo: “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos.” Hoy en día, aún persiste en el mundo el entorno señalado por el Dr. Luther King, aunado al hecho de que en muchas personas se manifiesta un vacío existencial muy grande por el simple hecho de que han abandonado la idea de Dios en su corazón, y por considerar que todo se resume a principios religiosos, cuando en realidad, el significado de la palabra de Dios está mucho más allá de las interpretaciones que los humanos hacemos de ella, y de los cánones que nos imponemos a través de las distintas corrientes religiosas que existen en el mundo y donde la competencia por declararse poseedores de la verdad y de ser la única religión válida, ha propiciado alejamiento paulatino de muchos, y proliferación de corrientes filosóficas donde imperan las ciencias esotéricas y otras como la cienciología y el aprendizaje del lenguaje de los seres de luz, propuesto por J.J. Hurtak entre otras manifestaciones del hombre por entender el Plan que Dios nos tiene reservado.

En el libro del nuevo testamento, (Mateo 7:13-14) podemos leer que Jesús habló de un camino angosto que lleva a la vida y otro muy espacioso que lleva a la destrucción, advirtiéndonos que debíamos permanecer dentro del camino angosto, pero dejando a nuestro libre albedrío elegir cual camino tomar. Para entender el Plan de Dios respecto a cada uno de nosotros, debemos aceptar que existe un plan único e indivisible para cada ser humano y aunque algunos puedan ser parecidos, siempre serán diferentes, razón por la cual, cada uno de nosotros debemos aprender a escuchar la voz de Dios cuando a susurros nos dice que le importamos y que no desea para nosotros ningún mal.

Muchas personas piensan que es increíble que Dios pueda tener un plan para cada persona, sin embargo, creerlo nos produce una satisfacción íntima pues nos hace sentir que en verdad le importamos y está pendiente de cada uno de los pasos que damos en nuestra vida. Oír la voz de Dios no solo es apasionante, sino que además, nos mantiene en el camino correcto.

Cuando entendemos que Dios nos habla a través de hechos simples y cotidianos y entendemos los mensajes cifrados que nos envía, es cuando sentimos una profunda paz interior que nos invita a ser mejores personas, a cuidar nuestro cuerpo, a mantener limpia nuestra alma y a purificar nuestro espíritu. Entonces y solo entonces, podremos entender el plan de Dios y el profundo significado de las palabras que poco antes de ser crucificado dijo Jesucristo a sus Apóstoles: (Juan 14:27) “La paz os dejo, mi paz os doy, más yo no os la doy como el mundo la da, por lo que no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” ¿Conoces el Plan de Dios reservado para ti? JM Desde la Universidad de San Miguel.
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