viernes, 4 de enero de 2008

Reflexiones

CON ALMA DE CAMPEÓN

Jorge Meléndrez

No hay duda que uno de los peores enemigos del hombre ante la vida, son las adversidades, esos momentos que nos rompen el alma y el corazón por que se presentan de manera inesperada y contrarias a nuestros deseos.

Ante cualquier situación adversa, es común sentirse agobiado, impotente, indefenso, e incluso enojado con la vida, terminando por arremeter incluso, en contra de las personas que más debemos amar y respetar. Las adversidades son la llave que nos abre el flujo de todo lo malo que podemos llevar dentro de nosotros mismos, y nos despiertan una amplia gama de otras emociones igualmente negativas, situación ante la cual, por lo general nos refugiamos en todo lo que nos puede generar adicciones creyendo que así es como podemos cambiar el curso de nuestra vida. ¡Nada más lejos de la realidad!

Es Precisamente en el manejo de nuestras emociones, donde necesitamos comenzar a trabajar, pues las adversidades son retos que la vida nos presenta y a la vez, oportunidades para darnos cuenta de la fragilidad que tenemos y la necesidad de trabajar intensamente para crecer como personas.

Las adversidades son amenazas que nos trastocan y en muchas ocasiones nos cambian la perspectiva de las cosas, tanto que incluso, nos hacen cambiar como seres humanos. Si de siempre fuimos educados en la verdad, nos convertimos en mentirosos, si fuimos formados en el respeto, nos volvemos irreverentes, si nuestros principios de vida estaban fincados en la fe en Dios, las adversidades nos endurecen y le damos la espalda.

Entre las muchas recomendaciones que los expertos nos dan para fortalecer nuestro carácter, y aprender a manejar nuestras emociones, es que ante una adversidad, podemos respirar profundo y pausadamente, contar hasta diez, relajar nuestro cuerpo, escuchar música suave, cambiar nuestro ambiente, hacer algo de ejercicio, darnos un baño de agua fría o cualquier cosa que nos ayude a relajarnos y percibir los hechos tal como son, y no como sentimos que nos amenazan.

Hay una pequeña historia que leí en Internet, y que nos ilustra muy bien como debemos discernir y enfrentar las adversidades. Cuenta la historia que un papá, cierto día, en que su hijo se encontraba agobiado y sin saber que hacer, llenó tres ollas con agua y las colocó sobre la estufa. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en la otra huevos y en la última granos de café y las dejó hervir sin decir palabra.
Le pidió a su hijo que esperara pacientemente, sin embargo, intrigado se preguntaba a si mismo qué estaría haciendo su papá. A los veinte minutos éste apagó el fuego, sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Extrajo también los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hijo le preguntó: --¿qué ves? --Zanahorias, huevos y café, fue la respuesta. Entonces le pidió acercarse para que tocara las zanahorias que estaban blandas, luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera para ver lo duro que se había puesto al ser hervido y al final le pidió que probara el café. El muchacho sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma y humildemente preguntó: --¿Qué significa todo esto papá?
Amorosamente su papá le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviente se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo, en cambio, había llegado al agua frágil, pues su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua caliente, su interior se había endurecido. Los granos de café sin, embargo, después de estar en agua hirviente, la habían transformado en un sabroso brebaje.
-- ¿Cual de ellos eres tú?, le preguntó. --Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable y un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un problema te haz vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, cambia el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición, o sea el de mayor tortura, el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. (Fin de la historia)

Moraleja: Cuando aprendemos a manejar las adversidades con alma de campeón, y las convertimos a nuestro favor, como el café al agua, entonces nos suceden cambios radicales en nuestra conducta. ¿Dónde esta el secreto? En fortalecer nuestros valores y virtudes humanas que a su vez, son el principal ingrediente para templar nuestro carácter. JM Desde la Universidad de San Miguel.

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Reflexiones

EL AMOR ES UN VERBO

Jorge MELÉNDREZ

En realidad la palabra “amor” es un sustantivo derivado del verbo “amar”, pero por significar la acción del verbo, debemos tratarlo como tal con el fin de aprender a conjugarlo de manera más efectiva.

Amar con profundidad, con seriedad y de manera incondicional, es un acto que requiere de un profundo compromiso, pues de lo contrario, corremos el riesgo de entregar nuestros afanes de manera equivocada. Amar entonces no es solo una virtud emocional, sino también un verbo que refleja una acción reflexiva.

Amar, es un verbo cuya acción presupone la realización de acto humano puramente reflexivo y lejos de aprender a conjugarlo sabiamente, lo hemos convertido en un acto instintivo, pues lo hemos confundido con la satisfacción de los sentidos.

Los seres humanos debemos de aprender a conjugar el verbo “amar”, otorgándole a cada condición y situación que vivimos su justa dimensión, pues la mayor parte de las veces lo hacemos de manera irreflexiva. Así somos, por lo general, pasamos por la vida viviendo el presente sin preocuparnos del futuro y añorando el pasado, por ello es que nos dejamos llevar por los instintos en lugar de hacerlo por los sentidos y la fe en Dios.

El amor debe ser acción, debemos incorporarlo a nuestra vida diaria. Hacer algo por una persona amada es maravilloso, pero, el verdadero significado del verbo es conjugarlo en la amabilidad y el amor con todos aquellos que están cerca de nosotros en el día a día.

El verdadero amor debe hacer que seamos amables y agradecidos en nuestras relaciones con los demás. ¿Cuánto hace que no le das las gracias a tu pareja por su devoción diaria de llevar las riendas del hogar? O simplemente al jardinero que arregla las plantas del jardín de tu casa, o al señor que te entrega diariamente el periódico. Ellos nos ayudan a tener una vida menos complicada y son dignos de ser tratados con nobleza y respeto, dos ingredientes del amor. Cuando lo hagas, ellos se sentirán orgullosos y te prodigarán la reciprocidad del amor.

No hay mejor remedio para la vanidad que la gratitud, ni mejor vacuna contra el desinterés que el amor.

El amor en acción también es ternura. Debemos expresar nuestro amor hacia los otros con un trato considerado y cariñoso, decirles cuánto los queremos y los admiramos, pero con sinceridad. Es preciso aprender a ejercer el amor en todos los sentidos, nadie discute nunca la importancia de un abrazo, una sonrisa de aprobación o simplemente un fuerte apretón de manos.

El verbo amar es bello pero muchas veces nos quedamos con palabras como solidaridad, tolerancia entre otras y olvidamos conjugar el verbo original. El amor debe ser respeto, pues siempre es noble reconocer el valor de los demás como personas. Debemos hacer de nuestro mundo primero un lugar a salvo, un espacio de amor, y en consecuencia, vendrán el respeto, la tolerancia, la amabilidad, la consideración y la comprensión entre otras.

Sin amor nuestro mundo no tendría sentido, este verbo es el que mueve los mejores sentimientos del ser humano, el amor es el motor del mundo, pero hay que saber lo que o a quién ama y de lo que somos capaces de dar. Ahí entran en juego las capacidades del sacrificio, pues lo bueno que tiene el amor es que puede conjugarse de muchas maneras pero siempre hay que saber pronunciarlo. Aquí es donde entra también el recurso de la fe, por el nuevo mandamiento dado por Jesucristo antes de su calvario, “Amaos los unos a los otros.” JM Desde la Universidad de San Miguel.

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Reflexiones

APRENDIENDO A LLENAR NUESTRA VIDA

Jorge Meléndrez

Los seres humanos sabemos que nuestra vida es como un gran recipiente en el cual vamos almacenando experiencias, aprendizajes, actitudes, modos de ser, emociones entre otras cosas más que conforman un todo que a lo largo del tiempo le llamamos Vida. En ese sentido el hombre lleva lo sagrado en el interior de su persona, pues es fuerte por que procede del padre, y busca de manera natural el bien, por que procede del bien, y que si en algún momento es tentado por el mal, no por que sea malo, sino precisamente por que es consustancialmente bueno y dotado de libertad para decidir.
Ese gran recipiente es del tamaño y la magnitud que uno quiere, así como también, la calidad de sus contenidos está en función de lo que cada quién queramos almacenar, de tal suerte que si lo llenamos de cosas vanas e insulsas, así es como será nuestra vida, y si lo vamos llenando con cosas constructivas, y de experiencias gratificantes, nuestra vida será siempre un almacén de cosas gratas y armoniosas, por lo que al final siempre podremos decir que la vida ha valido la pena vivirla.

Somos nosotros con nuestro libre albedrío, quienes vamos eligiendo que y cuanto de tal cosa debemos y queremos almacenar, y sobre todo, de no ir dejando huecos de vida que nos generen angustias y sufrimientos, pues son estos los que nos atormentan por ser espacios vacíos que no pudimos o bien no supimos llenar a tiempo y que nos lastiman la vida pues nos hacen recordar que algo nos falto para ser y estar completos y realizados.

Es por ello que debemos estar siempre conscientes que nuestra vida al final es lo que nosotros hagamos de ella, y que nadie podrá vivir nuestra vida si no es que nosotros mismos, que además, la vida no espera y que en ese sentido el tiempo es algo inexorable y no se detiene por nosotros, y que lo que no hayamos almacenado en su momento, quizá ya no lo podamos hacer.

Que la suma de nuestros activos tiene que ver con nuestras buenas acciones y experiencias y que nuestros pasivos, cuando son mayores, nos generarán siempre un déficit de vida, siendo ahí donde podemos identificar los grandes huecos o vacíos existenciales que tenemos y que vienen a ser la puerta por donde dejamos entrar, cuando somos débiles y faltos de carácter, a las fatuidades de la vida.
No son pocos los personajes que al final de su vida se han dado cuenta de lo mal que han vivido, y en la premura o la intención de llenar los huecos vacíos, sin el soporte espiritual adecuado, y con la debilidad manifiesta, entran en estados de angustia y depresión y terminan desperdiciando aún más su vida como cobardes y perdedores. Nunca aprendieron a encontrar el camino de la luz.
La nostalgia de Dios que llevan estos hombres en su corazón, los llevan a vivir en una permanente tensión de búsqueda que se plasma en las diversas manifestaciones humanas. Sin embargo todos podemos ser testigos en primera persona que el ruido del mundo, la rutina, el activismo y otros no lo ayudan a “entrar en sí mismo” para lograr aquel encuentro que añora desde lo profundo de su ser. Se requiere templanza y fortaleza de carácter para encontrar a Dios, quien nunca se va de nosotros.
Quienes lo han encontrado, son hombres, recios y fuertes de carácter, hombres que han sabido hacer un alto en su camino, que han sabido reflexionar a tiempo y han hecho un buen balance de su vida, y frente al déficit encontrado, analizan sus posibilidades y potencialidades, se llenan de espiritualidad y avanzan paso a paso hacia un mundo mejor viviendo cada día y llenando esos huecos con cosas y experiencias positivas, ayudándose a si mismos y a otros a encontrar su sendero luminoso. Así es la presencia de Dios en esta clase de hombres.

Estos últimos son hombres de alma grande que terminan siendo héroes anónimos en la vida de muchos otros que los miran como ejemplo a seguir, personajes ejemplares que a pesar de todas las adversidades tuvieron la reciedumbre de salir airosos y sin mancha de los pantanos de la vida. Son seres humanos ejemplares sin aureola de santos pero con la condición de ser simplemente hombres.
La diferencia entre unos y otros es su acendrado amor a Dios, a ese supremo hacedor de todas las cosas, el único que propicia la presencia de lo trascendente, que cautiva el corazón del hombre, y con quién al ser su imagen viva, busca encontrarse. Y tú, ¿Ya te llenaste del espíritu de Dios? JM Desde la Universidad de San Miguel.
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jueves, 3 de enero de 2008

Reflexiones

CUANDO PARECE QUE DIOS NO HABLA

Jorge Meléndrez

Los seres humanos hemos sido dotados de inteligencia, capacidad de razonamiento, capacidad de percepción, sentido de las cosas, sentimientos y emociones y sobre todo, de fe, esperanza y caridad. De esta manera es como podemos percibir la presencia de Dios en nuestras vidas, primero a través de la fe y la esperanza de vida eterna en su presencia, y segundo a través del razonamiento puro como lo hicieron San Agustín y Santo Tomás, que fue como llegaron a la conclusión de la existencia de Dios.

Lo que aún parece increíble para el hombre, es que Dios sin ser cosa material, sino idea suprema emanada de la fe, es presencia divina en todas las cosas materiales creadas y que hacen del hombre parte de su vida. Esta Es la forma como Dios nos habla, siempre a través de sus obras, aunque muchas veces, como seres humanos llenos de escepticismo, pensemos que debe hacerlo como persona, cuando su lenguaje es mucho más superior y para entenderlo debemos mantener abiertos todos nuestros sentidos.

Como bien lo dice el Padre Ignacio Larrañaga en su breviario intitulado Dios Adentro, “…muchas veces somos seducidos por la tentación y sucumbimos, y Dios guarda silencio. Superamos las tentaciones y quisiéramos que Él nos aprobara, pero guarda silencio. Nos desesperamos por que queremos oírle, pero ignoramos el canto de las aves, el lenguaje de las flores y el murmullo de las aguas en los arroyos. Y aún así, pensamos que Dios no habla. Así es la suprema soberbia del hombre, pues no somos capaces de ver con los ojos de la fe toda la majestuosidad de la creación”.

Son múltiples las formas como Dios llega a nuestras vidas, más sin embargo, nos aferramos a que su presencia sea de la manera como nosotros lo concebimos, sin darnos cuenta que Él nos habla con el lenguaje del amor, del dolor, del afecto, del sufrimiento, sentimientos todos que llegan a nosotros y por los cuales, o renegamos cuando algo nos duele, o nos olvidamos de darle gracias cuando lo que nos llega son beneficios.

También, la historia sagrada nos enseña a entender la fe en las figuras celestiales, como son los Ángeles, seres de la creación cuya función es estar entre los hombres orientando sus conductas, ya que el papel que tienen aquí en la tierra son la de servir como mensajeros e intermediarios entre los hombres y Dios.

Hay una breve historia que nos sirve de ejemplo de cómo el lenguaje de Dios nos llega a través de los Ángeles. La Historia dice así: “Había una vez una niñita sentada en un parque, todos pasaban por su lado y nadie se detenía a preguntarle que le ocurría. Vestida con un traje descolorido y zapatos rotos, la pequeña niña se quedaba sentada mirando a todo el mundo pasar. Ella nunca trato de hablar, no dijo una sola palabra. Muchas personas pasaron pero nadie se detuvo.

Cierto día, un asiduo caminante decidió ir al parque a ver si la pequeña niña estaba ahí. ¡Si, ahí estaba! en el mismo lugar en el que estaba el día anterior, con la misma mirada de tristeza en sus ojos. Se dirigió hacia ella y al acercarse notó que en su espalda había una joroba. Ella lo miró con una tristeza tan profunda que hasta sintió que le rompía el alma.

Se sentó a su lado y sonriendo le dijo: “hola”. La pequeña lo miro sorprendida y con una voz muy baja respondió a su saludo. Hablaron hasta que los últimos rayos de sol desaparecieron y cuando solo quedaban ellos dos, le preguntó por que estaba tan triste. La pequeña lo miro y con lágrimas en sus ojos le dijo: --¡Es que yo soy diferente!

Aquel hombre le respondió con una sonrisa y preguntó: --¿Por qué crees que lo eres? Y ella aun mas triste dijo: --¡Simplemente lo se! Entonces él le contestó: --¡pequeña, ser diferente no es malo! Tú me recuerdas a un ángel dulce e inocente. Fue entonces que ella lo miro fijamente y esbozo una leve sonrisa, mostrando a su vez, una luz en sus ojos, como la de dos brillantes estrellas.

Muy despacio ella se levanto y le dijo: --¿Es cierto lo que acabas de decir? El hombre le respondió: ¡Sí!… eres como un pequeño ángel guardián enviado para proteger a todos los que caminamos por este lugar. Ella movió su cabeza afirmativamente y sonrió. Y ante sus ojos algo maravilloso ocurrió. Su joroba se abrió y dos hermosas alas salieron de allí. Ella lo miro sonriente y le dijo: --¡Yo soy tu ángel guardián!

El hombre quedó estupefacto sin saber que decir. Entonces ella dijo: --¡Mi misión esta cumplida! Tengo que irme. El se levantó y le preguntó por que nadie le había ayudado. Ella lo miro y sonriendo y le dijo: --¡Es que tú eres la única persona que podía verme! Y ante sus ojos desapareció. (Fin de la historia) ¿Y tú, ya has visto a tu Ángel? JM Desde la Universidad de San Miguel.
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miércoles, 2 de enero de 2008

Reflexiones

ACERCA DE LA TRISTEZA

Jorge MELÉNDREZ


Hablar de la tristeza es casi hablar de un pecado, pues si una de las metas del hombre en su vida es la búsqueda de la felicidad, podríamos decir que no se vale estar tristes. Esta retraza la felicidad buscada. La Tristeza debe verse como la ausencia de color en el alma, y así como el prisma descompone la luz, en siete colores inconfundibles, los colores del arco iris, cuando hay tristeza el ojo del ser humano sólo percibe el color gris, y en ocasiones, el negro, que es el color del pesimismo. Por ello es que pasar de la tristeza al pesimismo, es un paso muy pequeño. Existen señales claras de tristeza en el hombre; podemos decir que una de ellas es cuando se orienta al consumo masivo de bebidas embriagantes, como si este fuese el camino para vencer a la tristeza, y lo que se logra al final es caer en el pesimismo y de ahí, el paso siguiente, la depresión.

En el verano del año de 1987, escribí una pequeña poesía que hoy quiero regalarle a todos mis lectores de esta esquina reflexiva, pues me he dado cuenta que son muchas las personas que en la actualidad sienten una tristeza tan enorme que les lacera el alma. Dice así:

“La tristeza, esa fiel compañera de mi vida,/la que ha hecho que tenga en mi memoria,/ratos de amor, silencio y melancolía,/ la tristeza, esa fiel compañera de mi vida,/hoy se viste de luz frente al espejo,/pues quiere dejarme por siempre entre risas,/entre gritos de júbilo y sonora algarabía./No me dejes mujer, tristeza femenina,/tu eres parte de mis años, de mi vida,/¡No me abandones hoy que la alegría ronda en derredor de mi alma,/yo no quiero reír, ni de colores perfumar mi sino,/solo quiero ser yo, el siempre triste y de mirar sombrío,/quién en cada gota de amor tiene una lágrima escondida,/quién junto a la tristeza, fundida en un tú y yo, es felicidad y verdadera dicha,/Ambos, no escondemos amarguras, ni caretas dobles, ni risas fingidas ni eternas mentiras./Ambos tenemos una forma de amar, de ser, de realizarnos,/yo soy la forma y tú, tristeza el contenido,/ y así los dos fundidos en una sola lucha con firmeza de roca,/iremos siempre juntos en una trilogía, el hombre, su amor y la tristeza, la eterna compañera de la vida.”

Esta poesía refleja a la tristeza, como un estado de ánimo, por ello es frecuente encontrarla también en las historias de telenovela, La madre que llora la ausencia del hijo, el hijo que fue rechazado por el padre, la joven que fue engañada por el novio, y hasta los niños que se entristecen por los problemas de los adultos. Todo en la actualidad parece ser la “fiesta de la tristeza”, tanto que quién sonríe es un irresponsable. Las tendencias hacia la tristeza son notables.

En el mismo orden de ideas, cuenta una fábula que en cierta ocasión se encontraron dos gatos, uno triste y el otro alegre. El gato triste, giraba continuamente tratando en vano de agarrarse la cola por la sombra que proyectaba, siendo entonces cuando el gato alegre le preguntó: --¿Qué te ocurre, qué estás haciendo? ¿Por qué giras y giras? --¡Uff, uff, dijo el gato triste, es que estoy tratando de agarrarme la cola!, --¿Y para que quieres alcanzar tu cola?, preguntó un tanto extrañado el gato feliz. –Mira, si la alcanzo seré feliz, y ya casi la tengo. De pronto, el gato que estaba vuelta y vuelta, se detuvo por un momento para descansar, y viendo al otro gato le preguntó: --¿Cómo es que tú no persigues tu cola? Entonces el gato feliz sonrió y le dijo: --Alguna vez lo hice, cuando estaba insatisfecho conmigo mismo, pero un día descubrí que si caminaba, mi cola me seguía, así que dejé de dar vueltas tristemente; y desde entonces, me acompaña sin problemas a todos lados donde voy.

La lección de esta fábula consiste en que es posible encontrar una gran felicidad en las cosas más simples de la vida, en el reconocimiento gratuito de nuestras propias potencialidades de disfrute, en el reír junto a los demás, en identificarnos con alguno de los colores que componen el milagro de la luz, en cualquier cosa por intrascendente que parezca; por ello, no tratemos de perseguir a nuestra sombra, ella nos sigue cuando no le damos importancia. ¡Ah!, y recordemos siempre que la tristeza toma fuerzas cuando pecamos en ella! JM Desde la Universidad de San Miguel.
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Reflexiones

EL AVANCE DE LA CIENCIA

Jorge Meléndrez


No hay duda que el desarrollo científico de los últimos años de la segunda mitad del siglo pasado, fue excepcional comparado con toda la producción científica y tecnológica de las décadas anteriores. Esta excepcionalidad se fundamenta en el hecho de que fue durante estos años posteriores a la segunda guerra mundial, cuando se desarrollaron de manera embrionaria y con fundamento electromecánico, las primeras máquinas computadoras mediante las cuales, se podían procesar miles de datos en poco tiempo, a diferencia del proceso manual anterior que requería de más gente y mayor lapso de tiempo.

Estas primitivas máquinas de cómputo, eran a su vez, sucesoras de aquellas de carácter manual y mecánico inventadas y desarrolladas en los Estados Unidos de Norteamérica alrededor de los años previos y posteriores a la gran depresión, mismas que se utilizaban para procesar operaciones aritméticas y contables principalmente, y que operaban mediante la utilización de complicados aditamentos de teclas y engranes. Puede decirse que éste es el origen de las máquinas computadoras.

Por lo anterior, se colige que el desarrollo tecnológico y científico, ha sido producto de muchos años de esfuerzo intelectual de hombres visionarios, inquietos y dispuestos a todo por la realización de una idea. Ha sido en suma, una acción del hombre, pero sobre todo, del hombre con una idea de moral social bien definida, pues no podemos negarlo, la ciencia también ha sido utilizada para hacer el mal, como la guerra por ejemplo.

De hecho, no todo este desarrollo ha sido obra de los hombres de ciencia aplicada, sino que también, habría que reconocerlo, muchos escritores con visión futurista, como Julio Verne, por ejemplo, parecieron adivinar el futuro con sus novelas de ciencia ficción, con lo cual se confirma el pensamiento atribuido a Albert Einstein que a la letra dice: "Si lo puedo pensar e imaginar, es que lo puedo hacer."

La ciencia y la tecnología han sido las fuerzas que durante el siglo XX, y más concretamente a mediados de la segunda mitad del mismo con la era espacial, propiciaron el desarrollo de nuestras sociedades hasta el estado en que se encuentran hoy día, propiciaron también el desarrollo de mejores equipos de uso exclusivo en la medicina, se pudo observar de manera por demás notable el genoma humano y las cadenas cromosómicas, o sea todo el D.N.A. (ácido desoxirribonucleico) de un organismo, incluido sus genes, los cuales llevan la información para la elaboración de todas las proteínas requeridas por el organismo, y las que determinan el aspecto, el funcionamiento, el metabolismo, la resistencia a infecciones y otras enfermedades.

Por ello es que nada de lo que nos rodea en esta era global, hubiese sido posible sin las computadoras, como equipos representativos de los avances científicos y tecnológicos desarrollados por hombres de carne y hueso que se atrevieron a pensar.

En efecto, lo que hoy nos rodea y nos hace placentera la vida, como por ejemplo: La tecnología digital, las PC estaciones de trabajo, los chips de silicio y memorias artificiales, el almacenamiento de datos, el proceso ultra rápido de grandes volúmenes de información, la red World Wide Web, los conceptos de software y hardware, la telefonía inalámbrica, los correos electrónicos, el messenger y la comunicación en tiempo real con escritura y voz, la mini PC personal manual, Palm, combinada con reloj, teléfono y videocámara, entre otras maravillas de la moderna tecnología, solo ha sido posible por el apoyo de las computadoras al servicio del hombre de ciencia, lo que nos lleva a pensar en lo fantástico que nos depara el futuro inmediato ya que quizá, en menos de una generación, se cumpliría el viejo aforismo de "Máquinas construyendo máquinas", derivado de la ciencia ficción, ejemplarmente plasmado en la película estelarizada por Charlton Heston en el año de 1973, intitulada “Cuando el destino nos alcance”. ¿Y usted que opina al respecto? (JM) Desde la Universidad de San Miguel
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Reflexiones

HABLAR SIEMPRE CON LA VERDAD

Jorge Meléndrez


Muchos son los hombres que en la historia del mundo le han dedicado tiempo al estudio de “la verdad” como término filosófico, y muchos de ellos, al final de sus investigaciones, han acuñado frases que por ser tan sustanciosas y reflejar sabiduría, han pasado a la historia como hombres serios y reflexivos.

Por ejemplo, Ludwig Feuerbach acuñó la frase que dice: “Las verdades mas sencillas son aquellas a las que el hombre llega más tarde.” También, Thomas Fuller expresó: “La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda.” Por su parte, Mahatma Gandhi dijo: “La verdad nunca daña una causa que es justa.” Y quizá la más antigua de todas las reflexiones es la de Confucio, autor de la frase que dice: “El camino de la verdad es ancho y fácil de hallar, el único inconveniente estriba en que los hombres no lo buscan.”

Pero finalmente ¿Qué es la verdad? Y la respuesta más lógica y escueta es que la verdad “es” el reflejo fiel de la esencia de las cosas es decir, la verdad es la realidad.”

También podemos definir la verdad en oposición a la mentira, aunque también aquí habría que irse con cuidado, pues un refrán popular dice: “Nada es verdad ni mentira, sino todo es según del color del cristal con que se mira” Y aquí entonces caemos en el dilema filosófico de que “el hombre es la medida de todas las cosas”, y quién debe juzgar o bien decidir, que cosa es verdad y que cosa no lo es.

Entre la verdad y la mentira existe una línea extremadamente delgada, pues podemos los seres humanos pasar de la verdad a la mentira con suma facilidad, sobre todo cuando la medida de las cosas están en función de nuestra conveniencia; así, de esta manera, la verdad del otro puede ser mi mentira y viceversa, su mentira puede ser mi verdad. Cualquiera de ellas, la mentira o la verdad, puede ganar o perder la partida con la misma facilidad, dependiendo de quienes cumplen la tarea de creer o analizar.
La esencia de la verdad es que significa una comunión con la realidad a través de una actividad del intelecto que no es fácil de explicar, pero de la cual toda la humanidad tiene conciencia, excepto aquellos que pretenden no tener esa conciencia. De esa comunión depende la libertad del hombre, esa libertad que libera de prejuicios y de ataduras, que conduce a la moral filosófica del actuar siempre con rectitud, tal y como decía San Agustín, "La verdad os hará libres”
Quizá una breve historia nos lleve a entender mejor la esencia de la verdad y su real significado. Cuentan que: “…Cierto día, la Verdad decidió visitar a los hombres, se fue sin ropa y sin adornos, tan desnuda como su nombre. Todos los que veían le daban la espalda, quizá por miedo o por vergüenza, pero nadie le daba la bienvenida. Así la Verdad recorría los confines de la Tierra, despreciada y apartada. Sin embargo, una tarde, muy desconsolada y triste, la Verdad se encontró a dos primas hermanas, a la Astucia y a la Fantasía, que paseaban alegremente con bellos y coloridos ropajes. --Verdad, ¿por qué estás tan abatida?", le preguntó la Fantasía. --Porque soy tan vieja y tan fea que los hombres me evitan, replicó la Verdad. --Que disparate, dijo riendo la Astucia. --No es por eso que los hombres te evitan. --¡Toma, ponte una de mis ropas le dijo la fantasía y fíjate lo que pasa! Entonces la Verdad se puso una de las lindas prendas de la Fantasía. Y, de repente, era bienvenida en todos los lugares por donde pasaba. Porque la Verdad es que a los hombres no les gusta encarar la Verdad desnuda. Ellos la prefieren disfrazada.” (Fin de la historia)

Quizá la mentira te lleve más rápido a lograr tu cometido, pero nunca una verdad repetida mil veces será verdad, aunque todos estén de acuerdo en que lo sea, pues la mentira dura, mientras la verdad llega. Actúa siempre con la verdad en la mano desechando la mentira, pues aunque no te de brillo y renombre, te dará siempre respetabilidad e integridad. ¡Habla siempre con la verdad y tu conciencia estará limpia” JM Desde la Universidad de San Miguel.
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martes, 1 de enero de 2008

Reflexiones

ACERCA DEL VALOR DE LA HUMILDAD

Jorge Meléndrez

La humildad es un valor moral cuyas raíces habría que buscarlas en la verdad porque ayuda a las personas a contener la necesidad de hacer gala de sus virtudes o cualidades ante los demás, y por lo mismo, una virtud escasa y poco practicada. De hecho, los humanos preferimos parecer arrogantes antes que humildes, pues la práctica cotidiana, en una sociedad desvalorizada como la nuestra, ser humildes significa parecer o ser menos ante los demás, cuando en realidad es todo lo contrario. Una persona que vive la humildad hace el esfuerzo de escuchar y de aceptar a todos. Cuando más aceptamos, más se obtendrá el cariño y reconocimiento, porque una palabra dicha con humildad tiene el significado de mil acciones agradables.

Humildad es aceptar las cualidades con las que nacemos o desarrollamos, desde el cuerpo hasta las posesiones más preciadas. Por tanto, debemos utilizar estos recursos de forma benevolente y generosa. Ser humilde es dejar hacer y dejar ser, si aprendemos a eliminar la arrogancia, reconoceremos las capacidades físicas, intelectuales y emocionales de los demás. Por tanto, el signo de la grandeza es la humildad. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. En la medida en que somos humildes, adquirimos grandeza en el corazón de los demás.

En cierta ocasión, se le preguntó a un grupo de personas representativas de una sociedad como la nuestra acerca del significado de la humildad, y fue interesante descubrir que lo que dijeron bien podía haber sido la respuesta a la pregunta: ¿qué es la baja autoestima?, pues la gran mayoría contestó que la humildad consiste en sentirse uno menos que los demás, o dejar que otros lo mangoneen o manipulen, o pensar que uno no vale nada, o negar las propias cualidades para no creerse mucho.
Ante estas respuestas generalizadas, se puede entender la razón del por qué a la mayoría de la gente eso de ser humilde no se le antoja en lo absoluto, claro, porque piensa que es sinónimo de volverse un cero a la izquierda o ponerse de tapete para que otros lo pisoteen, lo cual definitivamente no suena atractivo en un mundo en el que los padres se la pasan animando a sus hijos a ser mejores que los demás; los maestros empujan a los alumnos a destacarse por encima de sus compañeros, y en general en los medios laborales, sociales, deportivos, culturales, se favorece que se luche por superar a otros, por dominar a otros, por lucir las propias cualidades y aprovecharlas para escalar posiciones. Parece que eso de la humildad no cuenta con muchos adeptos.

La falta de humildad se manifiesta de muchas maneras, sin embargo, cotidianamente podemos advertir algunos rasgos característicos que afloran en las personas que carecen de este importante valor moral, y todo por el simple hecho de no parecer menos ante los demás. Así, podemos encontrar personas arrogantes, que van por la vida sintiéndose que valen más que los demás, y lo que es peor, están convencidos de que así es y actúan en consecuencia. Por lo general, los arrogantes son a la vez altaneros y soberbios y con seguridad detestan a los humildes por considerarlos poca cosa.

La soberbia es también un vicio humano contrario a la humildad, tanto que es considerada como uno de los siete pecados capitales ya que se manifiesta en las personas que sobrevalúan su valor mediante una autoestima exagerada o amor propio indebido, con lo cual buscan renombre y con ello llamar siempre la atención. Se manifiesta también como un orgullo excesivo auto destacando sus propios logros, sin advertir que siendo humildes, estos le serían más fácilmente reconocidos por los demás.

Una persona que tiene arraigado el ego del orgullo, como valor contrario a la humildad, por lo general actúa siempre con aires de superioridad, haciendo menos a los demás y buscando notoriedad aún a costa de lastimar a quienes lo rodean, buscando incluso con prepotencia, un protagonismo que en muchas ocasiones lo único que refleja es la gran ignorancia que padece. Cada vez que una persona actúa con superioridad o humillante condescendencia para con los demás, es que ha caído en el orgullo. El orgulloso no puede ver que otros brillen más y a toda costa, protagoniza para ser el único actor de la película.
Esta es la razón por la que el protagonismo es también una manifestación indiscutible de la falta de humildad, y se manifiesta como una manía persistente de sentirse el centro de la atención social. Es en realidad una obsesión de ser reconocido como la persona más calificada y necesaria en determinada actividad, independientemente de que se posean o no méritos que lo justifiquen. La ilusión por ser reconocidos como el personaje principal de su entorno social, mueve a la ficción de simular ser lo que no se es, hasta llenar ficticiamente sus vacíos vivenciales, bajo el disfraz de que si los demás no valoran sus méritos, es válido que los manifieste, sin darse cuenta que de esta manera se le percibe como una persona altamente egoísta.
Así es como actúan los egoístas y sus mismos vacíos existenciales les inducen a jactarse de grandeza, de popularidad o de ensoberbecimiento, en la enajenante esperanza de un mañana en el que pudiera protagonizar el papel de ser el héroe o la heroína de las películas y telenovelas preferidas. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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Reflexiones

LA ALEGRÍA DE VIVIR

Jorge Meléndrez


Una de las cosas que los seres humanos vamos adquiriendo conforme avanza el tiempo y se acumula la edad en nuestro rostro, es la alegría de vivir. Pareciera que el optimismo por la vida se acrecienta diariamente de manera inversa y proporcional con cada uno de los detalles que vivimos diariamente.

En ocasiones solo basta una llamada telefónica de alguien que nos regala sus mejores deseos para esta navidad para sentir la alegría de vivir. Es lo que necesitamos los humanos para sentirnos que formamos parte de una cadena de amor junto con todas las personas que amamos y nos aman.

En verdad, son estos pequeños detalles los que nos brindan la oportunidad de darle gracias a Dios por la vida que nos regala diariamente como un padre amoroso que procura la fe y la esperanza para sus hijos.

Vivir de esta manera, es mantener el optimismo por todas las cosas de la creación que nos son gratis, como la luz del sol, el aroma de las flores, el agua de los arroyos, la lluvia pertinaz, la nieve del invierno, el canto de las aves y un sin fin de elementos que nos rodean y que nos hacen la vida agradable.

Hay una pequeña historia que cuenta Miguel Ángel Cornejo en su enciclopedia de la excelencia, que nos ilustra muy bien lo que Dios quiere para nosotros los humanos, al regalarnos todas esas cosas bellas que disfrutamos diariamente.

La historia dice que cierto día, “…llamaron a las puertas del cielo tres alpinistas que habían muerto instantáneamente en un accidente al caer desde lo más alto de la montaña Punta de Flecha.”

“En la entrada, un ángel que se encargaba de recibir a los recién llegados, interrogó a cada uno de ellos sobre sus últimos pensamientos durante la fatal caída.”

“El primero contestó: --¡Yo pensé en mi esposa y en mis hijos, en la penosa situación económica en que los iba a dejar pues yo era el único sustento de mi familia!” El ángel entonces le negó la entrada inmediata al cielo.

El segundo alpinista confesó: --¡Yo juré arrepentirme de todos mis pecados, de lo que hice mal y de lo que omití hacer y pedí perdón a todos aquellos a quienes lastimé! El ángel sentenció: --¡Tú tampoco puedes entrar ahora al cielo, tendrás que esperar un poco”.

El tercer montañista titubeó antes de hablar, por lo que el ángel insistió: --¡Anda, dinos lo que pensaste al caer! --¡Lo que pasa, es que tengo pena de lo que sentí, --contestó y tras un momento de silencio continuó comentando: --Sabes, ángel, yo siempre, desde niño, soñé con volar, de ahí mi afición a escalar grandes montañas, por ello cuando me vi en tal situación, lo único que tuve presente en aquel instante fue la hermosa sensación de flotar y surcar el aire, de poder admirar desde lo alto las maravillas de la naturaleza y todas las maravillas de la creación” Sabía claro, que no sobreviviría, pero en aquel momento solo pensé en disfrutar aquella experiencia única!

El ángel entonces le dijo: --¡Tú sí puedes entrar al cielo porque tuviste la capacidad de disfrutar de la creación y tendrás por supuesto, la capacidad de disfrutar del cielo! (Fin de la historia)

Como moraleja, podemos decir que estando por vivir las fiestas del nacimiento del niño Jesús, principal motivo de la navidad debemos siempre de abrir nuestros sentidos, para escuchar el eco de las cosas bellas que nos rodean, buscando con ello una perfecta sintonía con nuestro espíritu. De esta manera, sentiremos la magia de la naturaleza y de la vida que late en los demás seres, y en consecuencia, nos sentiremos inundados de la paz, la fuerza, el orden y la belleza de esa maravillosa sinfonía de la creación en todo su esplendor. Y es que la fe en Dios y el amor por la vida, son en sí mismos unos generadores constantes de alegría. ¡Feliz Navidad a todos mis lectores! JM Desde la Universidad de San Miguel.

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Reflexiones

UNA EDUCACION PERTINENTE

Jorge Meléndrez

Hace algún tiempo, participé en una reunión oficial donde se planteó la necesidad de establecer e iniciar, de manera urgente, un sistema de planeación para la educación superior en el estado de Sinaloa, México, donde todos quienes ahí participamos, estuvimos de acuerdo en lo sustantivo aunque se establecieron algunas diferencias de método y de enfoque.

Estuvimos de acuerdo en que el proceso de planeación debe darse bajo una metodología sistémica, ya que a la educación superior, concurren múltiples factores que deben ser analizados como un todo, así como también, con las particularidades que cada uno de estos factores implican. Esto quiere decir que el problema es en sí complejo y como tal, debe analizarse dentro de este nuevo paradigma de pensamiento.

Estuvimos de acuerdo además, de que es necesario planearnos escenarios futuros del como debe ser la educación superior que deseamos sobre todo, en que tipo de sinaloense queremos educar en los años del 2015 y 2025. Fue en este punto donde insistimos en el hecho de que además de planear la educación superior del futuro, debemos preocuparnos por la clase de educación que debemos darle a nuestros niños y jóvenes que hoy inician su educación básica, pues son ellos quienes demandará la educación superior en esos años. Es decir, antes de planear bajo la premisa de que educación superior queremos o requerimos, debemos preguntarnos que tipo de sinaloense deseamos que reciba esa educación superior a la que aspiramos.

Creo que la gran mayoría de los mexicanos, sobre todo quienes nos hemos dado a la tarea de educar, sabemos que los problemas fundamentales de la educación son conocidos de sobra, sobre todo en el hecho de que existe una baja calidad de la educación básica, que se extiende incluso hasta la media superior. Hay consenso además, en el hecho de que esta baja calidad es un problema complejo cuya solución implica atender simultáneamente varios factores, entre los cuales podemos señalar algunos de carácter objetivo como son: la formación de los docentes, los métodos de enseñanza-aprendizaje, el currículum, la gestión educativa, la normatividad, la infraestructura básica, la participación ciudadana, las condiciones socioeconómicas del país, entre otros, y los subjetivos pero no menos importantes, como la actitud de los profesores a la hora de enseñar, la permisibilidad de las familias, la irresponsabilidad oficial en el manejo presupuestal, la pérdida de valores esenciales de tipo histórico-cultural, la influencia de los medios por mencionar los más importantes.

En otro contexto, algunas horas después de la reunión antes señalada, tuve la oportunidad de platicar con varios buenos amigos, donde en amena charla, uno de ellos de profesión arquitecto dijo, palabras más palabras menos, que ya no es posible seguir formando más arquitectos, ingenieros, economistas, contadores, abogados, administradores etc. etc., sino que lo que las universidades debíamos formar era más técnicos y mano de obra calificada, pues estábamos formando desempleados o subempleados en actividades como taxistas, tal como actualmente sucede en Europa, dijo, donde postgraduados universitarios se dedican a esta actividad.

En esta charla, surgieron varias opiniones, siendo la nuestra de que no son el tipo de carreras profesionales las que sobran, sino que el problema debemos enfocarlo en las asimetrías que ha propiciado nuestro sistema económico establecido, que no ha podido generar más empleos, ni propiciar la inversión productiva en las áreas de transformación; que no ha sabido aprovechar las ventajas competitivas de las distintas regiones del país, y que en suma, ha generado más pobreza para las grandes mayorías de mexicanos y mayores beneficios para grupos elite de la población.

En síntesis, debemos dejar de hablar de eficacia, eficiencia, equidad y relevancia como criterios de calidad en el plano "macro"; y aceptar que, finalmente, la calidad de la educación inicia en el plano "micro", es decir, en el aula de clase, en la interacción personal profesor-alumno, y es en este plano donde cabe preguntarse si no será necesario abordar este asunto desde una perspectiva más humana que aquella que enfatiza preocuparse por preparar productos para el mercado. ¿No será pertinente un enfoque de calidad educativa que considere nuestras experiencias personales y sobre todo, la educación en valores y calidad de vida? ¿Y usted, que opina? JM Desde la Universidad de San Miguel
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Reflexiones

PARA LOS ANGELES
DEL HOGAR

Jorge Meléndrez


Siempre lo he dicho, Diciembre es un mes mágico, pues es cuando afloran en el ser humano los sentimientos que lo hacen ser verdaderamente humano, verdaderamente cristiano. Cierto, este es un mes de profundas reflexiones, sobre todo de aquellos aspectos de las vida que nos invitan a ser armoniosos y tolerantes, respetuosos y llenos de amor y de concordia, situación que estoy seguro, se da en la gran mayoría de los hogares, pues son muy pocas las personas que de manera consciente le dan la espalda a las tradiciones religiosas inculcadas en las raíces familiares.

Una de esas tradiciones es el nacimiento de Jesús, el Cristo redentor que a dos mil años de distancia, aún mueve a miles y miles de personas a reflexión profunda, aún a aquellos que apartados del deber ser, muy a su manera y dentro de un personal código de conducta, guardan un profundo respeto a las imágenes religiosas. Es la magia de la navidad.

En realidad, estas fechas debemos vivirla todos en profunda meditación, pues todos, por naturaleza humana, tenemos algo de que arrepentirnos, algo de lo cual estamos conscientes que hicimos mal y que debemos cambiar para vivir en paz con nuestra conciencia, ese juez silencioso que nos recuerda con frecuencia nuestras malas acciones.

La navidad se ha convertido también en época de regalos, sobre todo materiales que simbolizan las ofrendas que los Reyes de Oriente le hicieran al niño Jesús guiados por la estrella de la buena nueva. Dar regalos tiene un simbolismo de afecto, y aunque pareciera una tradición pagana, tiene también un profundo sentido religioso, pues es una buena manera de demostrar afecto a los seres queridos.

Dar y recibir regalos, es una tradición, como lo es también la cena de la noche buena en el hogar, como símbolo de abundancia y de buenos propósitos, y sobre todo, aunque esto ya se haya olvidado un poco, con la idea de dar posada a los santos peregrinos. En efecto, ojala en todos los hogares se retomara la antigua tradición de pedir y ofrecer posada antes de la cena, como una forma de hacer oración comunitaria y familiar por el nacimiento del niño Jesús.

En cada hogar, estoy seguro, hay siempre en la mesa de noche buena al menos un adulto mayor, un abuelo o abuela que como ángeles del hogar, nos recuerdan la obligación que tenemos con quienes simbolizan nuestras raíces familiares. A estos ancianitos o ancianitas debemos prodigarles toda nuestra atención, comprensión y benevolencia, pues es lo que más necesitan. Son a ellos a quienes debemos otorgarles sin regateo nuestros mayores afectos, pues es lo que los mantiene vivos en sus recuerdos. Cada uno de ellos son historias vivas, testimonios de amor y de ayuda desinteresada. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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