lunes, 7 de enero de 2008

Reflexiones

ACERCA DEL DESALIENTO

Jorge MELÉNDREZ

Hace algún tiempo, leí una hermosa metáfora acerca del desaliento, ese ego que nos hace ser pusilánimes y apáticos en todas las cosas de la vida que debemos atender con diligencia y prontitud. Muchos de nosotros recibimos de manera permanente y a través situaciones inesperadas, lecciones de vida, mediante las cuales, nos podemos percatar que somos en esencia y frente a los seres que amamos, persona llenas de debilidades y defectos. Esto en principio quizá nos cause desaliento y frustración, sin embargo, debemos mantener la frente en alto y la mirada firme en el horizonte de nuestra vida con el fin de no perdernos frente a las adversidades.

Deseo compartir con ustedes esta aleccionadora metáfora, pues estoy seguro que les servirá en los momentos en que se encuentren desalentados. La historia se acredita al Santo de Asís, y dice así: “...Cierta vez, en los corrillos del arcano se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios relativos al mal y vendía sus herramientas al mejor postor. En la noche de la subasta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención a más de algún interesado, las que por cierto, conformaban un lote siniestro y de precios variados, pues las había de toda clase: odio, maledicencia, celos, envidia, engaño, mentira, vanidad, gula, rencor, perversidad, lujuria, avaricia etc. etc., que hacían un paquete muy atractivo a todos los adoradores del demonio que querían sustituirlo en sus negocios.

Pero un tanto apartado de todas estas herramientas, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos. Alguien le pregunto al diablo cual era el nombre de la herramienta. --¡Desaliento!, fue la respuesta de satanas, que maliciosamente echaba mano de todos sus argumentos mercadotécnicos para hacer resaltar la bondad de aquel instrumento. --Pero, ¿por que su precio es tan alto? le preguntaron. --¡Porque esta herramienta, respondió el diablo, es la que me ha sido más útil desde el principio de los siglos. Y continuó argumentando. --¡Me ha sido mas útil que cualquier otro instrumento del mal, pues con el, puedo entrar en la conciencia de cada ser humano que encuentra fatiga en las cosas de Dios y que se cansa de atender las cosas relativas al bien.

--¡Por eso, cuando todas los demás herramientas me fallan, la utilizo a mi antojo, pues no hay nadie que se resista al desaliento. Le replicaron: --¡Sí, pero se ve muy gastado y viejo, no debe tener tanto valor! A lo que el diablo replicó: --¡Sí, pero su valor no está en su apariencia, sino por los beneficios que me ha aportado. Continuó argumentando: --¡ Esta muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él, y les confieso, ya he querido venderlo antes, pero su utilidad ha sido tanta, que cada vez sube más de precio. Añadiendo: --¿Ven ustedes por que aún lo conservo dentro de mi inventario? Rematando: --¡Es tan útil, que si lograra venderlos todos y solo me quedara con éste, aún así seguiría siendo el príncipe de las tinieblas y el archiduque del mal.” (Fin de la historia)

Estimados amigos, si algo nos enseña esta metáfora es que el desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestras responsabilidades, con nuestra familia, con las observaciones de nuestra esposa, con la necesidad de cambio, con los grupos de amigos, con el engaño, con la mentira, con el desamor, con los consejos, con las cargas de trabajo etc. etc. razón por la cual, estamos obligados a mantenernos alertas contra el desaliento. Es por ello que debemos mantener en un alto nivel nuestra espiritualidad, haciendo las cosas que Dios quiere que hagamos, abrir bien los ojos de la percepción y los oídos del entendimiento ante lo que uno no cree posible, pues para el demonio, en principio, no hay imposibles, y más aún cuando pecamos de arrogantes y vanidosos. JM Desde la Universidad de San Miguel. udesmrector@gmail.com

domingo, 6 de enero de 2008

Reflexiones

APRENDIENDO A DECIDIR CON SABIDURÍA

Jorge MELÉNDREZ

Por regla general los seres humanos tomamos decisiones antes de emprender acciones; razón por la cual, es conveniente que aprendamos a decidir todas y cada una de las cosas de nuestra vida, por insignificantes que parezcan, con absoluta libertad y sabiduría, entendiendo por sabiduría, el ingrediente que acompaña a la inteligencia que nos ayuda a discernir sobre lo que nos es necesario y conveniente, sin caer en el interés ni en la mezquindad. Aquí la sabiduría debe entenderse también como el desprendimiento y la generosidad, que cuando se presentan, nos dan la oportunidad de dar sin recibir nada a cambio; y en consecuencia, la abundancia llega por añadidura a nuestros corazones y a nuestros bolsillos.

Hace unos pocos días, me llegó un e-mail de un viejo amigo; su nombre es José Luis Sandoval, y vive en Mazatlán y de él, recuerdo con mucho agrado su desprendimiento y generosidad, pues me brindó siempre una amistad sincera y desinteresada, actitud que estoy seguro aún conserva y cultiva, pues junto a su comentario de reencuentro, me envió un pequeña historia que habla muy bien de los beneficios que los seres humanos recibimos cuando tomamos decisiones y actuamos con sabiduría. Le agradezco desde aquí a José Luis, la oportunidad de difundir este bello mensaje. La historia dice más o menos así:

“Una mujer salió de su casa y vio a tres viejos de largas barbas sentados frente a su jardín. Como ella no los conocía, se acerco a ellos y les dijo: --¿Quienes son ustedes, que se les ofrece? Ellos no contestaron, se limitaron solo a mirarse entre sí y continuaron en actitud de espera silenciosa. Ella insistió: --¿Puedo hacer algo por ustedes? Por favor entren a mi casa para que coman algo. Entonces luego de mirarse entre sí, uno de ellos pregunto: ¿Está el señor de la casa? --¡No, no está! respondió ella. --¡Entonces no podemos entrar! dijeron ellos, ante la atónita mirada de la joven señora.

Al atardecer, cuando el marido llego, ella le contó lo sucedido, y con actitud comprensiva y llena de tranquilidad le dijo: --¡Anda mujer, ve a verlos, diles que ya llegue e invítalos a pasar! La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
--¡Muchas gracias!, pero por favor, discúlpenos señora, pero no podemos entrar a una casa los tres juntos explicaron los viejitos. –Pero... ¿Por qué?, preguntó ella muy extrañada. Entonces, uno de los hombres viendo a uno de sus amigos le dijo: -- Mire, él se llama “Riqueza”, luego volteo hacia el otro y exclamó: -- Y el nombre de él es “Éxito”, y yo me llamo “Amor”. Ahora vaya usted adentro y decida con su marido a cual de nosotros tres ustedes desean invitar a vuestra casa.
La mujer entro a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron. Entonces el hombre se puso feliz y exclamo con entusiasmo, --¡Que bueno!, entonces invitemos a Riqueza, dejemos que entre y que colme nuestro hogar. Ella no estuvo de acuerdo. -- Querido, ¿por qué no invitamos mejor a Éxito?, Creo que sería más conveniente. La hijita del matrimonio que estaba escuchando desde hacía un buen rato la conversación, vino corriendo con una idea: --Papá, mamá, ¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar entonces estaría lleno de amor. – ¡Tiene razón nuestra niña dijo el señor a su esposa, anda, ve afuera e invita a Amor.
La esposa salió afuera y les pregunto a los viejitos: --¿Quién de ustedes es “Amor”? Por favor, venga para que sea nuestro invitado. Entonces, “Amor” se puso de pie y camino hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron. Sorprendida, la joven señora les dijo: ¡Disculpen, pero atendiendo a su recomendación yo solo invite a Amor, ¿por qué ustedes también vienen? Los ancianos respondieron juntos: --¡Si hubieras invitado a “Riqueza” o a “Éxito”, los otros dos habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a “Amor”, donde sea que el vaya, nosotros vamos con él; pues dondequiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.” (Fin de la historia)

¿Interesante historia para meditar, verdad.? ¿Y tú, a quién hubieses invitado.? [JM] ... Desde la Universidad de San Miguel.

udesmrector@gmail.com