viernes, 1 de agosto de 2008

Reflexiones

¡…QUE RÁPIDO CRECEN LOS NIETOS!

Jorge Meléndrez

No hace muchos meses que mis nietos eran unos bebés a los que su mamá debía atender de todo a todo, sin embargo, hace muy poco tiempo, quizá un año o más, que empezaron a crecer no solo en su cuerpo, sino también en su inteligencia y sus actitudes emocionales y hoy son unos niños que aunque aún pequeños, demuestran una extraordinaria madurez en su proceso de crecimiento, y desarrollo emocional, por lo que no puedo dejar de decirme a mi mismo e incluso comentar con mi esposa, sobre lo rápido que crecen los nietos.

Lo más importante es que ellos saben y están conscientes de su avance y crecimiento y aún en sus juegos, adoptan actitudes con las cuales quieren demostrar que ya nos son unos niños bebés, que ya son capaces de valerse por si mismos e incluso, prefieren hacer las cosas de manera directa sin necesidad de ser apoyados por los adultos. ¡Que bueno que así es…! Y debo reconocer además, que de esta manera van creciendo y desarrollando sus facultades de independencia que estoy seguro, en el futuro inmediato, les servirá para definir y delinear mejor su perfil de lo que quieren para su vida futura.

Una de las sorpresas más agradables y recientes, fue recibir una llamada del celular de mi hija, donde quién había marcado y llamaba para preguntarme algo sobre el destino de las vacaciones de este verano, fue mi nieto mayor, David Alberto, quién terminó invitándome a su fiesta de fin de cursos de segundo año de kinder, donde él y su hermano, -así me dijo- iban a participar en un festival sorpresa de Rock and Roll. De esta manera la sorpresa fue múltiple, pues al preguntarle por su mamá y decirle que me la pasara para hablar con ella, pues suponía que ella le había marcado mi número, me dijo que no estaba en ese momento, confirmándome que el había marcado el número de mi celular directamente.

Cuando platique esto con mi hijo Jorge René, quién bendito Dios ha salido de muchas de sus aflicciones y se encuentra plenamente reintegrado a su vida familiar y laboral, y que hoy lo veo como un regalo de Dios y un ejemplo del retorno al hogar del hijo pródigo, se rió un poco y me dijo: --¡Papá, ellos son niños de una nueva generación!, mucho muy diferente a nosotros cuando fuimos niños, refiriéndose a él y a sus hermanas, a quién todavía les toco ver televisión en casa en blanco y negro y sin control remoto, mientras que David Alberto y Jorge Miguel, saben lo que son los controles alfa-numéricos y además, los manejan con asombrosa habilidad.

Una anécdota más es que desde hace ya algunos meses, Jorge Miguel, el menor quién pronto cumplirá cuatro años de edad, estando en casa me dijo: --¡Abuelo, vamos a dibujar en la compu….! Así que como abuelo complaciente fuimos al estudio y nos sentamos frente a la computadora y le dije: --¡Ándale pues dibuja...!, y acto seguido me contestó: --¡Primero pon el programa y dime que quieres que te dibuje…! Entonces me reí pues no pude hacerlo caer en la trampa de que no podía hacerlo, y se puso a dibujar en el “Paint” unas casitas con riachuelo, nubes, sol y arco iris en el cielo. En eso estábamos cuando llegó David Alberto, el mayor, y me dijo: --¡Ahora sigo yo, Toto, quiero armar rompecabezas; y ahí me tienen buscando programas de rompecabezas (Puzzle’s) con el único fin de que mi querido nieto me demostrara sus habilidades de memoria y creatividad, para los que déjenme decirles, es todo un experto a su corta edad. Recuerdo también, que hace solo unos días, después del fin de cursos en el kinder, mi hija los inscribió en una escuela de disciplina Kung-fu, y ya, muy emocionados, llegan todas las tardes a demostrar lo que juntos han aprendido. ¡La verdad, son una amor de nietos!

No quiero dejar de comentar que tenemos un ahijado de nombre Luis Eduardo, que a su corta edad, pues es un niño muy formal a pesar de que tiene apenas ocho años de edad, es ya todo un virtuoso del piano a quien desde esta esquina reflexiva, le mando un abrazo muy cariñoso extensivo a su hermanita Rebeca, quién es la princesita de su casa, una niña hermosa y de modales muy delicados. Felicito también a mis compadres Luis y Bety por ser papás de estos niños. ¡Felicidades!

No cabe duda que los tiempos cambian y también la forma de educar a los hijos; podemos notarlo más quienes estamos en contacto con las generaciones más jóvenes, por el simple hecho de que nos damos cuenta como solucionan sus problemas cotidianos, a diferencia de nuestra generación, e incluso la de nuestros hijos, que todavía requerían la intervención de los adultos. Que bueno que así sea, pues de esta manera, se aprovechan los elementos del entorno para educar positivamente sin perder los valores esenciales de la vida. JM Desde la Universidad de San Miguel.

udesmrector@gmail.com

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