viernes, 1 de agosto de 2008

Reflexiones

APRENDER A DESCANSAR EL CUERPO Y LA MENTE

Jorge Meléndrez

Los seres humanos vivimos aceleradamente el presente, un poco aferrados al pasado y con la incertidumbre de los tiempos por venir. ¡Una paradoja de vida!, pues pareciera que sin desprendernos del ayer o frenados con las cosas que ya sucedieron, buscamos adivinar nuestra posición en el futuro que aún no ha llegado y ante esta situación, descuidamos vivir el presente en plenitud y nos llenamos de estrés y preocupaciones y, en consecuencia, nos laceramos el alma y la vida. Por ello resulta necesario que aprendamos a descansar el cuerpo y la mente.

¿Qué podemos hacer para lograrlo? En primer lugar, debemos hacer un buen recuento de nuestros problemas más cotidianos y que no nos permiten descansar la mente. Los clasificamos y priorizamos en problemas urgentes e importantes, y estos a su vez, en los que la solución depende de nosotros y aquellos cuya solución está fuera de nuestro alcance. Desechamos éstos últimos y de esta manera, los reducimos y los hacemos más manejables y entonces podemos empezar a analizarnos uno a la vez y las soluciones empezarán a brotar como por arte de magia. Haciendo esto, estaremos aprendiendo a descansar la mente, pues al asumir una actitud responsable y encontrar la solución factible, el estrés y la angustia empezarán a disminuir, y con ello, vendrá el placer del descanso mental.

Pero la mente, que es la cuna de las emociones, requiere de ayuda externa, y esta la puede proporcionar el aprendizaje de cómo manejar nuestro cuerpo, pues como reza el aforismo,”Mente sana en cuerpo sano” y esto puede lograrse con disciplina en muchas de nuestras labores y actividades cotidianas. Por ejemplo, tomar solo alimentos sanos y nutritivos, hacer ejercicio diario, al menos caminata de 20 a 30 minutos, y sobre todo, evitando desvelos y disfrutando de al menos 6 o 7 horas de sueño profundo. Pero todo esto que parece tan simple, es lo menos que hacemos diariamente. Nos alimentamos mal, abusamos del desvelo, dormimos poco y no hacemos ejercicio, y con un cuerpo cansado y una mente agotada, los problemas aún cuando sean pequeños y solucionables, nos parecen del tamaño de la piedra del Pípila y se convierten en una verdadera carga emocional.

Por ello, debemos aprender primero a tomar conciencia de la necesidad que tenemos como seres humanos tanto del descanso físico como del descanso emocional, ya que son los dos elementos más importantes mediante los que se consigue mantener una buena salud física y mental, pues suprimimos enfermedades, mantenemos vitalidad y buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico y se regeneran las funciones vitales de nuestro cuerpo.

En el descanso pleno hay quietud natural, podemos percibir las cosas más insignificantes como el aleteo de los pájaros, el susurro de los insectos, el chasquido del agua de lluvia y el olor del viento y se da un círculo virtuoso de la vida del hombre frente a la naturaleza y el contacto con ésta, nos permite generar un silencio profundo y contemplar la vida en su plenitud, pues en el profundo silencio, se activan nuestras fibras sensibles, se afina la conciencia y se logra un estado de meditación y de lo más recóndito del alma brota la oración que nos conecta con el Altísimo, ese ser del que proviene el verdadero silencio y donde nuestro potencial humano se vivifica y se repone.

Aprender a descansar es aprender a convertir el ocio pernicioso en un ocio creativo, ese que nos permite conectarnos con las sensaciones y con los sentidos y sobre todo, que nos enseña a romper con los moldes de vida cotidianos y que se han convertido en paradigmas que rigen nuestra vida y nos atan a los apremios, a las angustias y a los esfuerzos inútiles que nos dan la sensación de vacío existencial, de todo eso que implica el vivir aferrados al pasado y tan proyectados hacia el futuro incierto.

Aprender a descansar el cuerpo y la mente, significan también aprender a vivir fuera de las complicaciones y dentro de la sencillez de lo cotidiano, y nos permite además, comprender que no podemos vivir haciendo más de lo humanamente posible ya que dentro de lo humano está la necesidad fundamental de darnos el tiempo para el descanso, la contemplación, la meditación y la oración frente a nuestro ser superior. ¡Aprendamos pues a descansar nuestro cuerpo y nuestra mente! JM Desde la Universidad de San Miguel.

udesmrector@gmail.com

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