lunes, 26 de mayo de 2008

Reflexiones

UNA VIDA CON PROPÓSITO, ES UNA VIDA EN LIBERTAD

Jorge Meléndrez


La libertad es un valor supremo que el ser humano debe cuidar tanto como su propia vida, ya que una vida sin libertad es una vida sin destino. En efecto, cuantos individuos van por la vida sin saber a ciencia cierta cual es la razón de su existencia e incluso, sin siquiera alcanzar a preguntarse a si mismos cual será acaso su propósito en la vida.

Este tipo de personas no tienen un destino fijo, pues tampoco saben a donde van ni cual es su misión en la vida, por lo que muchas veces es mejor decirles que se queden inmóviles, parados ahí en cualquier lugar, pues su angustia será menor a que si vagan por el mundo sin saber a donde ir.

A Séneca se le atribuye la frase que dice: “No hay viento favorable para quién no sabe a donde ir”, a Thomas Carlyle la que dice: “El hombre sin propósito es como un barco sin timón, un soplo, nada, nadie” y por su parte, a Sócrates se le atribuye también la que dice: “Conócete a ti mismo” (nosce te ipsum), aunque algunos filósofos historiadores señalan que esta es inscripción, fue puesta por los siete sabios en el frontispicio del templo de Delfos de la antigua Grecia. En cualquiera de los casos, se confirma que quién no sabe a donde ir, seguramente acabará en cualquier parte, y esto en verdad, es la acción del hombre en ejercicio de su libertad pero sin destino manifiesto, lo que equivale a decir a una vida desperdiciada.

Por lo anterior, podemos darnos cuenta que este es un problema existencial del ser humano desde hace cientos de años, pues es menester conocerse a si mismo, saber cuales son las fortalezas y los talentos con que contamos para luego definir, a ciencia cierta, que es lo queremos ser en nuestra vida adulta y como orientar nuestra vida.

Incluso, profundizando un poco más en este pensamiento que tiene que ver con nuestro plan de vida personal, tendríamos que aceptar que desde el punto de vista de la espiritualidad del hombre, no nos es dable conocer cual es nuestro propósito de vida, por el simple hecho que nuestro enfoque al preguntarlo es eminentemente egoísta, pues la hacemos partiendo de nosotros mismos, cuando en realidad debiéramos partir del propósito de nuestro supremo creador, por lo que entonces la pregunta debiera ser: ¿Qué quiere Dios de mi?, o bien, ¿Cuál fue el propósito de Dios al darme la vida?

Son muchos los rincones bíblicos que nos hablan de la verdad de este enfoque, como podemos ver en Colosenses 1:16, que a la letra dice: “Por que en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Por todo lo anterior, un hombre que sabe a donde va, que tiene una meta de vida y un propósito definido, es por que sabe a ciencia cierta lo que Dios quiere de él, que fue dotado con vida y talentos para ser utilizados en ese propósito divino que nos fue marcado desde antes de nuestro propio nacimiento a la vida, por el simple hecho de que Él sabía de nosotros aún antes de nuestra existencia a través del soplo divino.

Esta clase de hombres saben que han nacido para llevar a cabo grandes acciones y por lo mismo, ejercen si libertad de manera plena sirviendo a los propósitos de Dios. Son personas que trascienden la vida terrenal para escribir en su agenda diaria, propósitos de Dios en servicio hacia los demás, son en esencia, personas seguras de si mismas y sin temor a la vida, pues saben que no actúan bajo sus propios principios ni para su propio beneficio, sino en función de lo que Dios quiere de ellos.

La mediocridad no es palabra de su vocabulario, pues su grandeza se mide en función de la trascendencia de sus actos en favor de los demás. Son hombres de carne y hueso, sencillos en su actuar y humildes en su vivir, no buscan los reflectores ni las alabanzas, sino solo la satisfacción de servir.

El solo hecho de conocer el propósito de Dios en ellos, les da un sentido especial a sus vidas, lo que les permite la fortaleza de caminar siempre hacia adelante y con la frente en alto. No importa cuando hayan sufrido y batallado para encontrar su misión de vida, no importa si han tocado los más oscuros fondos, ni cuanto tiempo hayan tardado en darse cuenta, lo importante es que ahora conocen la frase mágica del “Solo por hoy” y se dedican a compartir su secreto de vida con sus semejantes, ayudándolos a encontrar y a descubrir en ellos mismos lo que Dios quiere de ellos. Yo los felicito a todos ellos, y en especial a quien ayer, 23 de Mayo, cumplió un año de vida nueva en libertad, una vida nueva con propósito divino. ¡Felicidades de todo corazón! JM. Desde la Universidad de San Miguel.

udesmrector@gmail.com

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