domingo, 27 de abril de 2008

Reflexiones

APRENDER A CONOCER LA VERDAD

Jorge Meléndrez

Los seres humanos tenemos la tendencia a interpretar todo según sea nuestra conveniencia, de tal suerte que alguna cosa o circunstancia es buena, si lo es para nosotros, sin importar si lo es para los demás. Este es y será siempre un enfoque personal y obviamente no reflejará nunca la realidad de las cosas, pues su matiz es altamente egoísta y egocentrista.

El Poeta español Ramón de Campoamor, (1817-1901) es el autor de un poema donde uno de los versos dice: “En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”, lo que de igual manera nos indica, según el lírico poeta, que la vida es para cada uno de nosotros, según la interpretemos.

La sabiduría popular ha sacado de contexto la última frase del verso de Campoamor, para dar a entender que en la vida los seres humanos interpretamos las circunstancias y hechos que nos suceden, según los beneficios o perjuicios que podamos sentir, de tal suerte que en todas las cosas, hay tantos puntos de vista como criterios humanos existan y, sobre todo, intereses personales. En una palabra, egoísmo puro.

Al respecto, otro dicho más popular es el que reza: “Cada quién habla según cómo le va en la feria,” el cual se interpreta que una misma situación o circunstancia, puede ser interpretada de maneras distintas, y que muy a pesar de que determinada situación sea de amplio beneficio para muchos, siempre habrá quienes se sientan perjudicados, sin que ello signifique que la situación sea benéfica o perjudicial per se, sino que por el contrario, somos los seres humanos los que trastocamos la verdad al amparo de percepciones muy particulares. Este es en realidad un dilema de “verdad filosófica”, donde el valor de las cosas, situaciones o circunstancias, están por encima de la interpretación que hacemos los humanos.

Podemos ver que mientras que algunos acuñan refranes populares, otros, se expresan a mediante poemas de lírica romántica y el contexto será siempre el mismo, la verdad estará siempre por encima del hombre, la circunstancia y la interpretación. En efecto, esta condición del ser humano de interpretar todo según su propia conveniencia, no tiene nada que ver con los niveles culturales en los que se desenvuelva, ni siquiera con los diferentes criterios y percepciones que hacemos de la realidad, sino fundamentalmente con el nivel y grado de compromiso personal con Dios y en consecuencia con la espiritualidad que vivamos.

Es por ello que debemos aceptar que por encima de todos los criterios e interpretaciones humanas, la verdad es, la verdad existe, y su valor no puede estar sujeto a percepciones de ninguna especie. De aquí la importancia de que los seres humanos aprendamos a conocer la verdad, y dejemos a un lado las interpretaciones que lo único que hacen es alejarnos más de la verdad misma.

Aprender a conocer la verdad, es aprender a conocer y a vivir de acuerdo a la palabra de Jesús, cuyo testimonio más claro fue el que podemos leer en Juan 14:6, cuando el propio Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí” Entonces, por más que el hombre intente “interpretar” la vida a su conveniencia, nunca podrá poseer la verdad suprema, pues esta debe estar siempre relacionada con el contexto espiritual que viva.

Una verdadera interpretación de lo que nos dice Jesús, es que Él es el único camino, para llegar a conocer la verdad, y al mismo tiempo, que Él sí es capaz de llevarnos a la verdad y la consumación de nuestra vida. Jesús no es un hombre que viva a ciegas o que vaya por el camino buscando la verdad, pues Él es la verdad, ya que viene de Dios, está guiado por Dios y sabe muy bien cómo y por dónde llegar a ser un hombre de verdad.

Jesús, siendo hombre, nació, vivió, e hizo su propio camino, superando muchas dificultades, pero llegó a la meta verdadera, la meta de una perfecta humanidad, exaltado por Dios, ahora es el Señor y el Centro del mundo. El ha hecho la peregrinación verdadera del ser hombre, y ha llegado a la humanidad perfecta, a la vida verdadera y eterna. A través de Él, aprendemos a conocer la verdad. JM Desde la Universidad de San Miguel.

udesmrector@gmail.com

No hay comentarios: