domingo, 27 de enero de 2008

Reflexiones

LAS PESADAS CARGAS DEL ALMA

Jorge Meléndrez

Hace algunas semanas tuve la oportunidad de releer un pequeño libro que leí hace como quince años y que trata sobre el cómo vencer a los enemigos del alma, siendo estos el resentimiento y el rencor. El autor parte de la base que la mejor solución son el perdón y el olvido, más sin embargo, señala también que son también estas las virtudes o cualidades humanas menos fáciles de poner en práctica ya que implican verdaderas decisiones heroicas por parte de cada individuo, ya que son egos muy arraigados y por lo mismo muy difíciles de erradicar.

Leyendo en este libro acerca del resentimiento, recordé una extraordinaria expresión literaria que leí en un sitio de la Red y que señala que el rencor, es “…como un escurrimiento que fluye en las personas tapando todas las válvulas del perdón. Que es un residuo de odio pegado al corazón del hombre y que se convierte en un pedacito enfermo que poco a poco le va envenenando la vida.”

En el libro, viene una aleccionadora metáfora que explica muy bien el significado de estos egos que trastocan el alma, la cual nos permite identificar los orígenes de los mismos en lo más profundo de nuestro corazón, y sobre todo, aprender a tomar conciencia de que debemos desecharlos desde su raíz. Cuenta el autor que en cierta ocasión, “…un maestro les pidió a sus alumnos que llevaran papas y una bolsa de plástico y ya en clase, los alumnos deberían elegir una papa por cada persona a la que le guardaban cierto resentimiento o rencor. Cada alumno escribió en varias papas, el nombre de algunas personas, unos más y otros menos, y al final del ejercicio, pusieron todas las papas dentro de la bolsa de plástico. Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio aleccionador consistió en que durante una semana, llevarían a todos lados, como si aquella bolsa de papas fuese una mochila escolar.
Durante esa semana, los alumnos pudieron percibir que las papas se iban deteriorando, algunas incluso despedían un olor desagradable, pero no podían abandonar la tarea de acarrear la bolsa en todo momento, a pesar del fastidio que ello generaba.

Al final del ejercicio, les pidió a los alumnos describieran todo lo que habían sentido, y la gran mayoría coincidieron en que aquella bolsa de papas significaba el peso espiritual que cada persona cargamos a diario por el simple hecho de mantener en nuestra conciencia pesadas cargas que generan el resentimiento y el rencor hacia las personas.” (Fin de la historia)
En realidad, todos los seres humanos tenemos papas pudriéndose en nuestra “mochila” sentimental, que vienen a ser resentimientos y rencores que a la postre se van convirtiendo en odios y maledicencias en contra de personas que incluso en muchas ocasiones ni cuenta se dan y por lo mismo, el daño se lo causa la persona que carga con ese peso dentro del alma. Es la mejor razón por la que es necesario aprender a perdonar y olvidar con el fin de dejarlas ir y llenar de paz y calma, nuestro espíritu. No debemos olvidar que la falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando el alma
Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos. El perdón es una expresión de amor. El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

No significa que estemos de acuerdo con lo que paso, ni que lo aprobemos, perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que nos lastimo. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causan dolor o enojo y por lo mismo enfermedades en el cuerpo. La falta de perdón te ata a las personas con el resentimiento, es como un veneno destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tenemos.

Está demostrado que hacer oración por las personas que nos han lastimado y perdonarlas de corazón es una terapia maravillosa; es la mejor forma de eliminar de nuestro corazón el veneno que amarga y acorta la vida. Por desgracia hay muchas personas que pasan años llenos de rencor, que no se dirigen la palabra, sin darse cuenta del enorme daño que se hacen a sí mismas. Un poco de oración por la otra persona ayudaría a curarse.

La declaración del perdón es la clave para liberarnos de las pesadas cargas del alma y debemos renovarla diariamente, tomando conciencia de que muchas veces la persona mas importante a la que tenemos que perdonar somos nosotros mismos por todas las cosas que no fueron de la manera que pensábamos. Hacer oración nos ayuda a sanar el alma. JM Desde la Universidad de San Miguel.

udesmrector@gmail.com

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